miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pasado, Presente y Futuro: Martín

Diciembre, Diciembre... el Dischta en el Mundo Antiguo... este siempre ha sido un mes muy especial para mi, se conjugan demasiadas lineas, demasiadas energías y eso me gusta. Se produce una sensación extraña en mi interior. Mucha melancolía... 
Diciembre... es el mes de la Navidad, del cierre, es también mi mes, es mi tiempo, además... casualidad o no... muchas de las personas que pertenecen a mi Pueblo han nacido en este mes, de todos ellos... hay uno sólo al que conozco en persona, uno sólo con el que me he relacionado desde hace algunos años ya.
En el cielo, las estrellas se han alineado de un modo espécifico y la constelación de Sagitario se alza sobre el Mundo Matrix, como un recordatorio y una advertencia. No le presto atención ahora a ello... porque Sagitario es mi signo, y aunque puede indicar una advertencia para la Matrix y para la Ciudad de los Muertos Vivientes, hoy también señala el Día del Nacimiento de alguien a quien quiero.
Mientras bajo de un salto de mi Rama y me dirijo  hacia un determinado lugar del Bosque, me pregunto cómo transcurrirán los días que quedan para mí, para terminar y empezar los ciclos que se renuevan... más con esta nueva visión que me envuelve, con las esperanzas y deseos que alientan en mi interior.

Me adentro en un lugar del Bosque que desemboca en un acantilado y allí, sentado y adormilado, mirando hacia la Ciudad de los Muertos Vivientes encuentro a un ser joven y fuerte, aunque antiguo; es un Self que espera y desea reencontrarse con una parte de sí mismo, con su Yo-Máscara que deambula por la Matrix. 
Este Self se arrebuja en su espera y de vez en cuando murmura cosas al aire, pero sé que en realidad le está hablando a su Yo-Máscara, para que despierte y lo deje entrar, para que se rencuentren; al verlo hacer esto... me imagino que así también debe haber hecho mi propio Self, llamando a mi Yo-Máscara en su momento.
Es una tarea ardua, sin lugar a dudas.
Me detengo a unos pasos de distancia de esta criatura, y envuelvo mi cola sobre las patitas mientras lo observo intentar establecer un contacto con su objetivo; mientras transcurren sus plegarias, sus llamados, me pongo a pensar en ese Yo-Máscara al que está buscando. 

Recuerdo que hace yá más de cinco años que me había encontrado al Yo-Máscara de este Espíritu en uno de los recintos de estudio de la Matrix; por ese entonces mi atontado Self  lo primero que pensó al percibirlo fue: "Es un Tigre, y yo lo conocí."
También recuerdo que allí quedó todo.

Pese a conocernos desde entonces, simplemente hemos interactuado, relacionándonos de manera superficial... sin que hubiera entre ambos nada más que una tibia amistad sin forma, faltaban palabras, códigos, compromiso... a la distancia, y en vista de lo aprendido hasta hoy sobre los vínculos, debo reconocer que así fue esa amistad, una pobre relación. 
Sinceramente, no nos merecíamos semejante trato. Una variante más de mi falta de disciplina, y me hago cargo de lo que me toca. Eramos como una semilla en una tierra infertil que no veía llegar su Primavera y las estaciones pasaban, los años se iban.
Me pregunto si es posible que dos personas del mismo Pueblo puedan verse y no reconocerse? La respuesta es si, lamentablemente. A León nunca lo crucé en este plano, nuestros caminos no coincidieron; compartimos el Tiempo, pero no el Espacio. Eso me recuerda que nada está dado de antemano, para nadie... todo debe construirse, a veces ocurre de manera más sencilla, otras no tanto. Algunas veces esa vinculación nunca ocurre y todo se empobrece, tanto para los involucrados como para su entorno.
Una semilla que nunca dará frutos...

No obstante... y siguiendo las palabras del Tigre que llama desde su acantilado, es el Tiempo de los Despertares, y en consonancia a estos hechos, la fuerza interior también ha empezado a moverse en el interior de su Yo-Máscara, lentamente. Y como todo... se vuelve más intenso, más fuerte, siguiendo sus propios ritmos, a la vez que intenta acoplarse a los Ritmos de los Mundos, que estan convulsionándose. 
Reflexionar sobre esta situación me hace imaginarnos a todos los Self  en pequeños botecitos en medio de un mar embravecido; cuantos llegaremos a nuestros respectivos Puertos?
No lo sé... no es momento para pensar en ello. Me voy por las ramas!
Hoy es momento y día del Tigre, su día especial... el recordatorio de la llegada de su Yo al Mundo Matrix.
Hay que honrarlo, tal vez así también puedan el Self y el Yo-Máscara reunirse para cumplir su destino y ser feliz.
El Tigre deja de hablarle a la Noche por un momento,  se girá para mirarme y me saluda: - "Ahi estás... "

- "Siempre que pueda..." - respondo, lisa y llanamente - "Deseas algo, amigo mío? Después de todo, es tú Día, allá en la Matrix..."

- "Muchas cosas, pero son secretas" - dice y me sonríe de una manera que no termino de comprender; eso me recuerda que todos tenemos nuestras intimidades - "No obstante creo que puedes hacer algo por mí, ven aquí, a mi lado."

Ante su gesto, me acerco y me murmura algo al oído, sonrío brevemente ante sus palabras, pero también porque no deja de ser llamativo ver el cuadro de un enorme tigre y un gato negro hablando en secreto. Considero las posibilidades del pedido del Tigre... y creo que es algo que puede hacerse. Nos despedimos con una mirada llena de emociones. El Tigre vuelve su mirada a la Noche y sigue llamando a su Yo-Máscara, instándolo a que despierte mientras me alejo de allí, de regreso a mi Rama, a mis quehaceres.
Una vez que trepo y me acomodo en mi lugar, en mi espacio... reflexiono acerca de mi amigo dividido, su Self en el acantilado, su Yo en la Ciudad de los Muertos Vivientes. 
Rememoro mis últimos encuentros con el Yo- Máscara del Tigre y las cosas que hablamos, acerca del Tiempo y del Espacio, de la necesidad imperiosa de registrar y comprometerse con las elecciones que surgen del corazón... y la semilla de un vínculo empieza a dar sus primeros brotes, la tierra parece ser fértil de nuevo.
Será cierto? Habremos aprendido? Sólo el Tiempo lo dirá...
Parpadeo brevemente y trato de aportar mi propia magia a este asunto: empiezo a pensar, sentir y recordar al Noble Guerrero que conocí en el Mundo Antiguo, el Tigre pícaro y tierno que conquistaba todo con su mirada soñadora, con sus profundas reflexiones, que intimidaba con su tono de voz musical y oscuro, a la vez que sorprendía con su caracter sencillo. 
Él también fue un excelente amigo, arriesgado, valiente, no le temía a nada, era un espíritu libre e indómito, lleno de dignidad, como el Tigre del acantilado. Y eso es algo que aún veo en sus ojos... es lo que está destinado a ser, está en su Self.
En este último tiempo, en las idas y venidas de los hechos, el Tigre en su interior se está despertando y se encuentra bajo el signo de Sagitario, que es un Guerrero Noble, que es un Arquero... los símbolos estan allí, para él.
Mientras recuerdo tales hechos, mi magia fluye y se forma una imagen conocida, una proyección de lo que me ha pedido el Tigre: un regalo para Martín, un regalo para sí mismo.

Contemplo esta imagen creada con magia un rato más en silencio y me parece apropiada, es él... su mirada pícara, su talante guerrero y despreocupado, equipado con sus dos dagas (Tiempo y Espacio), cruzándolas para poder elegir en su punto de intersección... 
Antes de enviarla a su destinatario, tarareo una canción brevemente: - "Corazón agitado, alguien te envía todo su amor... oh muchacho, cuentas con alguien por siempre fielmente"

Es bueno saber que nunca estamos solos, siempre nos tenemos a nosotros mismos... aún cuando no nos escuchemos, siempre hay alguien que vela por nosotros.
Eso es reconfortante...

He aquí el Noble Guerrero, el Arquero, el Tigre con las Dagas del Tiempo y el Espacio.


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