viernes, 17 de diciembre de 2010

Pasado, Presente y Futuro: "Elijo estar contigo..."

Y finalmente llegó un día... el día... de conmemorar el nacimiento de este cuerpo, en Diciembre, en el final de un año para la Matrix, debo recordar mi llegada a este plano. No deja de ser llamativo para mi... que en el final, es cuando me levanto... soy una criaturas de finales, de crepúsculos, de misterios.

Mientras pienso en tales cuestiones, me muevo de tal manera que mi compañero no se despierte de su letargo, me arrebujo en mi capa y me levanto para caminar por este remanso de paz que es el Bosque. A diferencia de otras veces, esta vez no adopté la forma felina que caracteriza a mi alma, sino la que corresponde a mi Espíritu: un figura alta y delgada, de movimientos tranquilos, serenos y fluidos, mi piel aquí es pálida y mis ojos de un tono azulado muy oscuro, distantes y amables a un mismo tiempo; la mirada de la eternidad y del misterio, dijo una vez la Reina Pantera.  Mi cabello es negro, como la Noche, con los suaves relfejos azules que las estrellas le prestan, sedoso y ahora más largo de que cuando empezó esta crónica.
Llevo una mano a mi rostro y sigo su contorno, sus formas, mis labios carnosos, mi nariz, la forma de mis ojos, de mi mentón, mis orejas puntiagudas... es un hábito que incorporé desde que salí de mi celda, en un intento de recordarme, de sentirme real.

Me acerco hasta un arbol y desde allí contemplo el cielo nocturno, las Lunas, crecientes en el cielo, se elevan lentamente; las comtemplo un rato y luego mi mirada se dirige hacia el horizonte, hacia el débil pero persistente contorno fantasmal de la Matrix, y más hacia su centro, como una corazón negro y enfermo aunque poderoso y palpitante, la Ciudad de los Muertos Vivientes.

- "Tendré que volver allí, verdad?" - digo en voz alta, percibiendo la presencia de León acercándose a mis espaldas. Aunque no puedo verlo, sé que sonríe, pues nunca ha podido acercarse sin que lo sintiera de algun u otro modo.
En esta oportunidad es su corazón el que lo delata, late más fuerte cuando estamos juntos. Su pasión me sorprende y, al mismo tiempo, no me sorprende, pues es reflejo de mi propio deseo. Así son los Espíritus, el Self de cada uno ama de forma intensa y apasionada.

- "Si" - responde a mi pregunta, aunque ya no hay sonrisa que baile en su rostro - "Tú puedes ir y venir entre los Mundos, todavía estas vivo en la Matrix. Y yo no, mi tiempo allí se acabó, por no decir de mi espacio."
- "Que injusto" - digo mientras siento sus brazos rodearme, envolverme; su mentón se apoya sobre mi hombro y reclino todo mi ser sobre el de él, reconfortado de su presencia - "Tú harías maravillas allí, hay muchos que no estan despiertos... que tardan, que no dicen, que no hablan de sí mismos. Sus Self languidecen y sus Yo entorpecen su propio crecimiento, y el de otros..." - al reparar en mi enojo, en mi furia contenida, agrego - "Sin mencionar que cuando vuelva, tú no estarás en el mismo espacio, no será como aquí..."

- "Tal vez sea injusto... pero aún así, ya sea aquí o allá, estámos juntos siempre. No lo olvides" - murmura él, comprendiendo mi sentimiento - "Hay personas que no pueden ver su propio Self, son incapaces de amarse y de amar, y por ello no han aprendido a viajar a su interior... En cuanto a mi, hice lo que pude cuando estuve allí... bien y mal... ahora soy requerido de este lado, lo sabes. Lo recuerdas?"

- "Ahora sí, recuerdo todo..." - y mi voz se estremece por ello, en alguna parte de mi interior mi Yo-Máscara se horroriza de tal hecho - "Mi camino está claro. Puedo mirar a este fragmento de vida y recordar..."

He pasado tanto en los últimos años, un breve despertar lleno de ingenuidad, un descenso a los infiernos y un renacer violento y movilizante. Hace tiempo que vengo surgiendo, un poco cada vez, a veces, como ocurrió con La Caída, con un franco retroceso... pero desde entonces, desde hace dos años a esta parte... por más doloroso, detestable y frustrante que fueron las experiencias que he relatado desde hace un tiempo... jamás me sentí más vivo.

Ahora, con estas líneas creo que puedo decir que "terminé una parte de mi viaje", he aprendido a disciplinarme, me he entrenado y he vuelto al Hogar, al Bosque del que me extravié, atravesé la Matrix y sus funestos pozos de mugre. Y mientras estuve por esos lugares me confundí y cometí errores, trate de dar lo mejor de mi y sólo fui capaz de amar egoístamente, pues anhelaba que me amaran, que me aceptaran... un amor inmaduro de mi parte.

- "Y ahora estas aquí, en casa, conmigo" - murmura León - "Y allá, se celebra la fecha de tu llegada, el Día del Nacimiento... cómo te sientes con tal hecho?"

Escucho una leve risita en su pregunta, un humor socarrón del que sabe, del que conoce mi corazón y las tormentas que allí se desatan.

- "Es extraño... me siento cansado, muy cansado. Y aun así siento cierta alegría aleteando en el cuerpo, tal vez no sea tan malo. Son los amigos que me brindan sus espacios, algo de su tiempo, sus afectos... seré depositario de ello, lo disfrutaré. Lo tomaré para mi."

León nada dice, es su corazón el que empieza a hablarme en silencio, sin palabras y lo escucho, y mis lágrimas de felicidad, de tristeza corren por mis ojos, no puedo repetir lo que me ha dicho... no puedo... es intimo y sagrado. Suavemente me da vuelta y me enfrenta a él. Sus ojos verdes estan fijos en mi y son amables, oh, dioses... cuanto amor hay allí, mi Yo se hubiera calcinado al primer contacto.

- "Elijo estar contigo, deseo estar contigo y amo estar contigo" - dice León mientras me levanta sin esfuerzo alguno - "Lo sabes, verdad?"

Mientras lo pregunta, me hace girar en torno suyo y luego me deposita de nuevo sobre el suelo y asiento como respuesta a su pregunta.

- "Lo sé, de eso se trata el amor... de elegir, de desear, de estar con los otros si aprendo a estar conmigo mismo. De ser valientes y honestos, de estar en paz." - las palabras fluyen de mis labios con naturalidad, y recuerdo que esta fue una verdad que se le había escapado a mi Yo durante mucho, mucho tiempo.

Nos demoramos un tiempo en la mirada del otro, conectados, hablandonos, sintiendonos... sé que el momento no pasa, pues no solo de miradas secretas es nuestra unión, es de hechos concretos. Y así nos movemos por distintos lugares y siempre estamos conectados íntimamente.
Y en medio de todo esto, caigo en la cuenta que este es el primer... Día del Nacimiento en que estaré con él, de plena conciencia.
No del todo ajeno a mis reflexiones, León desvía la mirada al horizonte, a la Ciudad de los Muertos Vivientes... su ceño se frunce y, con ironía, comenta: - "Extraño lugar para festejar, eh?"

Me río con ganas frente a su ocurrencia y digo - "Sabes que hemos hecho cosas más raras en terrenos más hostiles. Será divertido" - hago una pausa, intuyendo que nuestro breve momento se terminará por ahora, pues debo irme.

- "Aún tenemos tiempo..." - dice León, leyendo mi agitación - "Quieres jugar conmigo un rato?"

Inclino la cabeza hacia un costado, pensativo... y antes de que León pueda reaccionar, me separo y me alejo de él unos pasos - "Solo si me atrapas, gato grande..."

- "Corre pues, si crees que te puedes escapar" - dice León con voz burlona y despectiva, amenazante - "Te encontraré de todas formas... después de todo, siempre lo hago."

- "Si, lo sé..." - digo con el corazón henchido de alegría por tal hecho, y me doy la vuelta para huir de él, una sorisa plena me baila en el rostro; pues sé que esta persecusión será corta, tenemos tiempo... pero tampoco tanto y hay que aprovecharlo.

Es bueno recordarlo... todo el tiempo. Nuestro tiempo.

En todo los Tiempos y los Espacios....

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