domingo, 24 de abril de 2011

Pasado, Presente y Futuro: Rosa

Siguiendo el desfasaje temporal, trato de volver al momento en que esto debiera haber sido escrito y no se puede... lo que ocurrió y lo que no ocurrió, está en el pasado.
Y aunque no puede cambiarse, si puede revivirse con un poco de magia... es en esa magia que retrocedo con el corazón y, en estas Tierras Baldías, es que me dedico a escribir, a pensar, a sentir... a quien relato estas líneas.

A veces me pregunto por qué me trajiste aquí, a este Mundo que detesto, a pesar de que también amo... a veces pienso que si fue mi elección venir, también debí elegirte a tí, como mamá y como guardiana, si lo veo desde esa perspectiva... no he sido ningún tonto y he elegido a alguien que una vez, hace mucho tiempo atrás me cuidó y dio cobijo en su casa.
Alguien capaz, porque estaba llena de amor por todos los seres que habitan en la Existencia.

La historia se repite, constantemente... tú no te acuerdas, o tal vez si lo haces, a través del amor fiero e inconmesurable que alienta en tu corazón, en la mirada que se ilumina cuando hago algo bien, en la mirada apenada cuando algo me lastima... no recuerdas que hace un tiempo, que no es el de esta vida, llegué a tu casa, herido y abandonado, desesperanzado de todo y perseguido por todos.
En aquella casa, tu con tu magia salvaje, cuidabas de las plantas y de los animales, dabas cobijo a los pequeños e indefensos... eras la sanadora, la que protegia, silenciosa, serena, solitaria en el borde el Mundo Antiguo... y aunque eras una mujer adulta, para mi raza, eras apenas una niña.
Una niña con una tarea enorme y de vital importancia.
Una niña muy valiente, porque habías iniciado una travesía en solitario... ¿acaso no lo hacemos todos? saliendo al Mundo para cumplir nuestros destinos de ser felices.

Esto me recuerda que los pequeños, en edad o en lo que sea, siempre tienen algo que enseñarnos y recordarnos a los que somos más viejos... o a los que no sentimos mas viejos. Como sea...

Tú cuidaste de mi en ese entonces, como lo hiciste cuando también llegué en esta vida a tu casa, me cuidaste por mucho tiempo hasta que recuperara mi fuerza y mis deseos de vivir... como ahora, tú cuidas de mi, con tu paciencia, con tu sencillez, con tu compañía... no ha sido fácil, para ninguno de los dos, pero siempre hiciste lo que creíste correcto, en la soledad del Mundo, aún cuando no podías entender mis palabras... siempre hiciste lo que tu corazón te dictaba.
Y eso te vuelve única en tu esplendor.
Deseo que comprendas lo valiosa que eres, y lo agradecido que estoy por haberte encontrado también aquí, por haber revivido los cuidados y la paciencia que me cobijaron en los Años Oscuros.
Deseo que puedas verte y recordarte como te recuerdo... 
Deseo que seas feliz...

Recuerdo también cuando me marché, pues el Tiempo de seguir el viaje había llegado y ya me había demorado mucho... recuerdo tu mirada, inquieta, preocupada, triste, pero también alegre, serena, orgullosa de que tus cuidados me habían devuelto el esplendor. Y eso también ocurre aquí... tu amor siempre ha sido un espejo en el que, pese a todo, me he sabido reconocer.
Ha costado... tú lo sabes bien, y yo también.
Vienen tiempos oscuros... ¿qué mejor momento para salir al camino que ahora, cuando más nos necesitan todos aquellos que tú has curado? Aunque no lo recuerdes... tú estuviste allí para Dyngalad, para León... para mí y para otros, otros tan pequeños como Milla y Coco.
Sí... vienen tiempos turbulentos, pero también sabes que es porque se acerca el Tiempo de la Luz, más brillante, más intensa...que tu corazón despierte y recuerde con estas palabras.

De ti aprendí a poner una vela en la ventana, una estrella en el camino de los viajeros... para saber que siempre hay alguien velando por nosotros, que alguien nos espera al borde del sendero de nuestras aventuras.
Recuerdo tu nombre, que es el de una flor... a veces blanca, fría y distante, digna, a veces roja, como la sangre, llena de vida y de pasión, desafiante... 
En las Tierras Baldías, tú no tienes lugar... tú lugar, madre y guardiana... está en otra parte, en el Bosque Antiguo, rodeada de las piedras, de las lunas y el sol, de las estrellas, acompañada de todos tus hijos, entre los que me cuento.
Sí, allí te llevaré... o mejor dicho, allí te re-encontraré.

Estas palabras siempre quedarán aquí, para que recuerdes... que siempre te llevaré en mi corazón.

Protegido por la magia de la Madre...


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