domingo, 6 de mayo de 2012

Cruciamentum - Segunda Parte: Indefenso



-¿Cuanto veces más ha llamado? ¿Cinco, tal vez seis? Se está acercando. Hay que hacerlo esperar más.
- Si alguna vez conocieras al Gato, te darías cuenta lo dificil que es esto... y yo estoy en una posición compleja, delicada. No soy real para él.
- Y por eso no estas calificado para tomar esta decisión. Estás demasiado cerca, y no te ve. Ni te verá. Es a mi a quien llama. Yo soy su padre, no tú. Yo soy su Animus y su Sombra.
- Eso no es verdad...
- Nos echó. No vamos a  jugar segun sus reglas, pero eso no significa que no jugaremos.

El Engendro: La Sombra del Animus Pater

Me despierto sobre suelo duro y frío, incómodo y molesto ante aquellas palabras que parecen sacadas de una pesadilla o un sueño desquiciado. Dos voces masculinas que hablan de mi pero que no termino de comprender.
O no quiero comprender.
Ya han pasado dos semanas desde que entré aquí, bajando, inspeccionando, llamándolo y siguiendo pistas, marcando una y otra vez los números que me permitieran comunicarme con él.
Pero por toda respuesta he recibido mensajes de operadores, que tampoco podían ayudarme. Sus voces irritadas, molestas por mi presencia, repiten su letanía: 

Espera. ¿Quién le habla? Inténtalo más tarde. ¿Es urgente? Espera. ¿Quién le habla? Inténtalo más tarde. ¿Es urgente? Espera. ¿Quién le habla? Inténtalo más tarde. ¿Es urgente?

Y, por si eso fuera poco, también he estado luchando contra viejos fantasmas que creía derrotados, enemigos que se mueven en los huecos sombríos de estas Cavernas, resucitados y traídos aquí por una necesidad maliciosa. 
Se acercan en las penumbras y me muerden cuando no puedo verlos, dejando marcas sanguinolentas, envenenandome el corazón con miedo. La visión de esas marcas me llenan de ira y desesperación. Me hacen ver lo débil que soy y lo afectado que me deja este lugar, esta situación. 
¿Es así como necesito ser reconocido? ¿Registrado por lo negativo y lo despreciable? Si no puedo ser aceptado, ¿debo degradarme para que al menos genere un rechazo confirmado?

- Las marcas de la sangre y tu elección te hacen acreedor al rechazo. Y con ello la muerte que mereces. Así es la única manera en que te reconoce tu padre, por lo negativo. No te quiere.

Entonces me caigo, tropiezo ante el peso de aquella  respuesta a mis propias preguntas... y, tendido en el suelo húmedo, toco huesos. Huesos. Los restos de un Yo que no logró superar sus pruebas, que no logró encontrar ni vencer su Cruciamentum.
No me espanto por los restos óseos, pues mi atención está puesta en las palabras escuchadas.
Sonrío amargamente al recordar las palabras de la Pantera; su voz por lo menos está cargada de afecto y honestidad, no de fastidio ni de irritación. Pero esta es una región a la que ella no puede acceder, sus poderes no me pueden alcanzar, aunque lo deseara. Ni ella, ni el Khä.
Aquí no hay Ozo, ni Tigre, ni Cisne. Aquí no hay León.
Cada cual hace su camino, con sus dramas o la falta de ellos... 
Antes de que los pensamientos negativos sigan viniendo, y atraigan a cosas menos agradables, los freno y respiro. Luego me detengo a observar el cuerpo esquelético [el recuerdo de alguien], brevemente. 
Quienquiera que fuera, tenía el cuello roto [para que no levante la cabeza en desafío], la mandibula dislocada [para que no hable], la columna fracturada [para que no tenga sostén]. Una violencia extrema había sido ejercida sobre este Yo, condenándolo a una horrible muerte en vida, pues aquellos que no vencen, siguen viviendo en el Mundo Matrix como cáscaras vacías, asustadizas e inhibidas criaturas que no se aceptan [ni pueden hacerlo]. 
Su Self jamás se expresa.
Me recorre un escalofrío y me pregunto si no estaré viendo mis propios restos, en una prueba pasada y fallada. O peor aún, una prueba futura, también destinada a fracasar.
Me levanto y me apoyo contra la pared de la Caverna... pero no puedo seguir. Me deslizo hacia el suelo y me encojo, rodeándome las rodillas con los brazos, tratando de restaurar un poco de paz en mi interior, de ordenarme y calmarme.
Porque empiezo a comprender que aquí no sólo hay viejos fantasmas y esperanzas rotas, aquí hay un Engendro que encarna todo lo que temo y desprecio del Pater y del Animus.
La Sombra de ambos.
Debería moverme, irme de aquí para evitar que me encuentre o seguir adelante para enfrentarlo; pero no puedo hacer ninguna de esas dos cosas. En lugar de moverme en el Espacio, lo hago en el Tiempo y busco refugio en un recuerdo y una vivencia, un deseo en cumplimiento a través de escenas arquetipicas, proyecciones de mi Self y el Self de mi Felino Grande.

- ¿Te gusta?
- Lo siento, estoy distraido. Es sólo que de pronto... la simple posibilidad de tener un pensamiento negativo acerca de mi salud, de mi persona, de que mi vocación esté equivocada... a estas alturas... me asusta un poco.  
- Eso es comprensible.
- ¿Y que pasa si he perdido mis poderes, mis dones, mi confianza ganada hasta aquí?
- Viviste mucho tiempo sin ellos, puedes hacerlo otra vez. Puedes aprender de nuevo.
- Supongo... pero ¿y si no puedo? He visto demasiado, recuerdo demasiado. Sé lo que se mueve y repta durante los días y las noches. No poder combatirlo ni siquiera en mi propia persona... ¿y si me escondo debajo de mi cama, asustado e indefenso? ¿O si me vuelvo patetico y paso los días en un consultorio hablando incensantemente sobre mis días de gloria y enseñándoles a los demás que mi mayor talento simplemente era poder nombrar a mis amigos con Animales Sagrados?
- Gatito, nunca podrías ser indefenso o aburrido, aunque trataras.
- No estes tan seguro.., si no soy mi Self, ¿qué hago? ¿Qué tengo para ofrecer? ¿Por qué te gustaria?
- Te conocí antes de que te convirtieras en lo que hoy eres...
- ¿Cómo...?
- Nos cruzamos hace mucho... te observaba... te vi cuando te Llamaron con la caída del Sol. Te vi caer por años y volver a Renacer con la Luna en los últimos tiempos. Cuando Despertaste por primera vez... eras muy joven... y te amé.
- ¿Por qué?
- Porque pude ver tu corazón... Antes lo sostenías delante de ti para que todos lo vieran. Me preocupó que pudieran golpearlo o desgarrarlo y más que nada en mi vida, quise mantenerlo a salvo... para abrigarlo con el mío. Aunque ahora quieras esconderte de todos.
- Eso es hermoso. O tomado literalmente, increíblemente acosador y asqueroso.
- Estaba pensando lo mismo.

Animus Felino: Protector

El recuerdo de aquella escena me reconforta lo suficiente como para saber que no estoy solo. Tal vez aquellos que me aman no están aquí, pero sé que están. Sólo debo recordar todo lo que he hecho por mi mismo, y todo lo que ellos han hecho por mi.
Así que me levanto y empiezo a caminar una vez más, bajando hacia las profundidades y buscando aquello que vine a encontrar. Mientras me muevo y mi corazón va ganando fuerzas otra vez, comprendo que puedo llegar a concebir que hay un Animus Protector en mi vida.
Tal vez no puedo tocarlo, pero sé que está.
Por ello comienzo a pensar que incluso el arquetipo del Vigilante, El Sabio es...

- Llamó tu papá...
- ¿Cuando? 
- Hoy. Dijo que te va a llamar en la semana, pero que no lo llames porque los jefes de su tribu se enojaron.
- ...

¿En qué momento de mi vigilancia perdí esa oportunidad? ¿Y cómo puede ser que todo se limite a esto? ¿No se puede pedir por mi? ¿No puedo ser buscado? Mejor dicho... ¿no pueden responder a mi pedido?
Mis preguntas no tienen respuestas.
El silencio y la angustia del Anima Mater o su lema "pasado pisado" me confrontan a que estoy solo en esta empresa, me hacen ver hasta qué punto estos laberinticos y desiertos túneles no son más que un reflejo de este complejo psíquico en el que como familia estamos atrapados.
El Anima Mater no es más que una prisionera más en todo esto.
Y una muy vieja por lo que intuyo.
Lentamente puedo sentir como me quedo inhibido y desamparado frente a esas palabras indiferentes, por ese mensaje intervenido y filtrado. Es igual que con las encubiertas sonrisas y las bromas. Es inesperado y doloroso... pero, al menos al principio [tal vez para poder entenderlo] es casi como si le pasara a otra persona... el darse cuenta lo poco que uno vale para el otro.
O lo pobre en contenido que pueden ser los padres. Sus grandes carencias. Y ese dolor es más grande todavía... o al menos para mi lo es.
No puedo ser una persona corriente y mediocre. No puedo hacer esto al modo de los demás. No puedo ser tan indefenso ante estas cosas. Por favor, tengo que empezar y salir de acá. Tengo que recuperarme.
Pero ¿cómo puedo hacerlo si el mundo d elos Animus siempre me ha resultado incomprensible? Los he temido y deseado, afuera y adentro de mi. Cómo Ánima y como Ánimus.
Entonces... él aparece y me habla, percibo tristeza y angustia en su voz:

- Es el Cruciamentum.., una prueba para todo aquel que Despierta y empieza a adentrarse en estos senderos. Vueltas de espiral sobre determinados temas. Estarás a salvo ahora, te lo prometo.

Las buenas intenciones...

Pero no le creo.
Animus mentirosos y traidores, animus insensibles, cobardes y pobres, animus burlones y aniñados. Me siento indefenso ante ellos... y es porque me doy cuenta que en la Realidad me he rodeado de ellos, atrayéndolos, convirtiéndome en algo igual que ellos. 
Y no encuentro la manera de vencerlos.
El Vigilante me mira, esperando que le crea, que confíe... pero no voy a hacerlo. Es ficticio, una proyección y un anhelo, una fantasía de mi mente y de mi corazón. No es real.
Me doy media vuelta para alejarme de él... y entonces me choco de lleno con aquello que más temo, la violencia desenfrenada, primitiva y cruel, el aspecto masculino que ha reducido a huesos al Yo que ha querido crecer y convertirse en Self.
Por un momento, aterrado y perplejo, pienso en los huesos de aquel otro Yo y me pregunto: ¿Era yo mismo en el pasado? ¿O soy yo en el futuro?
El Engendro, goza, se ríe y no hace nada, se burla de mi mientras me deja a su merced con su ignorancia y sus palabras indiferentes, con su amenazante advertencia por mi elección, me deja con mi espera vana y estéril...

- Si te desvías del sendero, te perderás...

... te conducen al Infierno.

No hay comentarios: